Hace muchos años en el monte de Xaxán vivía un demonio que todos
los años en la mañana de San Juan daba
monedas a las personas que le diesen su alma, pero en realidad nunca les daba
nada.
Un día
dos hombres decidieron intentar deshacer el encantamiento, pues todos los años
por esas fechas morían muchas personas por culpa del demonio; ellos buscaron
información sobre como romper el
hechizo; preguntando a la gente, leyendo sobre hechizos, etc.
Tras
muchos días de búsqueda, decidieron hablar con un sacerdote, tal y como habían
leído; el sacerdote podría romper el
hechizo, leyendo un conjuro y así devolver
las almas a los cuerpos de los muertos y hacer desaparecer por siempre
al demonio.
En la mañana
de San Juan el sacerdote fue con los dos hombres al monte de Xaxán con mucho
miedo y temor por lo que podía pasar, pero sabiendo que si derrotaban al
demonio serían los héroes del pueblo.
Mientras
iban andando se encontraron a un hombre que al verlos ir hacia el monte
Xaxán sintió
curiosidad y decidió ir con ellos para
ver lo que iban a hacer.
Los hombres
y el sacerdote anduvieron por el monte varias horas hasta que apareció el demonio y les pregunto:
-¿Porque
estáis dando tantas vueltas?
Ellos muy
extrañados al enterarse de que el demonio los había estado viendo, le
respondieron:
-Porque
no te encontrábamos y queríamos que nos dieses dinero a cambio de nuestra alma.
Le
dijeron ellos para convencerlo de que era verdad, pero con cara de satisfacción
sabiendo que el demonio se lo estaba creyendo.
El
demonio les enseño el carro de monedas para los cuatro y cuando les dijo si con
eso les llegaba el hombre que encontraron en el camino, antes de que el cura
pudiese leer el libro para deshacer el hechizo dijo:
-Hay mi
dios, ¿todo este dinero es para nosotros? ¡Alabado seas!
El demonio al escuchar lo que había dicho el señor
desapareció y con ello empezaron a caer rayos, truenos, lluvia y viento, con tanta fuerza que
todo lo que estaba cerca de los hombres desapareció.
También desapareció el dinero al irse el demonio y el
sacerdote y los hombres desaparecieron con el temporal.
Y colorín, colorado el monte Xaxán por el demonio aún
sigue habitado.
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