En el monte de la paralaia en Moaña puede verse una cueva llena de tesoros y que está también llana de mouros y mouras.
Para encontrar esta cueva solo hace falta un requisito que es el de buscar esta cueva en los días que está abierta que son muy pocos al año.
Un día unos campesinos del pueblo decidieron ir a buscarla en la noche de San Juan porque decían que esa noche era lo suficientemente especial para que se pudiese encontrar. Así que se prepararon y al caer la noche se dispersaron por todo el monte para encontrarla.
Al cabo de un rato uno de ellos empezó a escuchar unos cantos muy extraños que parecían provenientes de algún ser extraño. Decidió avanzar hacia el lugar de donde provenían y allí en medio del bosque encontró aquella cueva donde estaban cantando los mouros y las mouras.
Decidió entrar sin avisar a nadie pero se encontró con alguna dificultad porque la cueva era muy grande y la luz no llegaba hasta el final. Decidió seguir adelante pero con cuidado yendo despacio para no tropezarse con nada. Cuando llegó a la zona del tesoro lo abrió y se quedó un rato contemplándolo.
Cuando se dio cuenta de que el tiempo era limitado y tenía que salir de allí corriendo quiso llevarse el tesoro pero como pesaba mucho le retrasó y no pudo salir de allí a tiempo.
Desde ese momento el se quedó allí atrapado y ahora es un mouro también. Pero él en vez de salir a cantar en esas determinadas noches se encarga de proteger el tesoro para que nadie lo robe.
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