Celanova es tierra de poetas-Curros y Ferreiro-
Mi abuela Carmen me contó que quien visita la plaza de Celanova y bebe de su fuente deja de pertenecer al mundo de los cuerdos en breves segundos, como ocurrió en 1968, cuando una turista, nada más refrescarse, apuñaló a una muchacha del pueblo.
Los habitantes del pueblo no echan la culpa al agua, ni a la fuente, sino al viento. Dicen que el viento sopla tan fuerte, en cuatro direcciones, que resulta el lugar idóneo para la locura, “tolear”.
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