Estas últimas sufrieron una severa derrota y hubo varios galeones hundidos cargados con grandes tesoros. Sus rivales no pudieron hacerse con el cargamento. Y el oro y la plata se hundieron en lo más profundo de la ría, junto a un valioso cargamento de maderas.
Empresas de todo el mundo intentaron en muchas ocasiones sacar la carga a la superficie, pero todo fue en vano. Tesoro que aún hoy es leyenda. Y son muchos los que afirman que llegará un día, próximo al final de los tiempos en el que las aguas se retirarán poco a poco dejando al descubierto el barro que ahora cubre los galeones para que, tarde o temprano, el cargamento pueda ser utilizado.
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