(Escenario decorado de una casa)
Hermano mayor: ¿Qué tal Pedro? ¿Fuiste a la playa otra vez con tus amigos?
Pedro: Si, acabo de volver. Pero por la tarde volveremos a quedar para cazar otras especies de bichos.
(Entra la madre)
Madre: ¿Ya volviste?¿Qué tal?
Pedro: Muy bien. ¿Ya está la comida?
Madre: Si venid a comer.
(Se van todos excepto Pedro y entran María y Luis)
Luis: ¿Qué tal Pedro?
Pedro: Bien. ¿Trajisteis la red para el lagarto del otro día?
María: Por supuesto. ¿Empezamos?
Luis y Pedro: ¡Si!
(Todos empiezan a buscar el lagarto)
Luis: ¡Ahí está!¡Corred!
(Escenario decorado de bosque)
Pedro: ¿Dónde está?
María: Lo perdimos...
Luis: (Señalando a un arbusto) ¿Qué es eso?
Pedro: (Con cara de asco) Parece una serpiente... Y muy grande.
(Aparece la serpiente detrás del arbusto)
María: ¡Qué horror! Es muy grande.
Pedro: Vayámonos rápido.
Luis: Sí.
María: (Preocupada) ¿Por donde es el camino de vuelta?
Pedro: (Señalando un camino) Debe de ser por allí. Pero antes voy a hacer unas trampas para la serpiente. (Coge unos palos y la hace)
Luis: (Andando) Creo que no era por aquí...
Pedro: Puede ser, pero ya se está poniendo el sol así que será mejor que acampemos.
María: Sí tienes razón.
(Cogen una tienda y se meten dentro)
Pedro: Sigamos por ese camino.
Luis: Vale, pero espero que no te confundas.
(Todos empiezan a andar y el escenario se decora como un pueblo)
María: ¡Por fin llegamos!
Pedro: (Con cara de aliviado)¡Sí! Voy corriendo a mi casa, nos vemos mañana.
Luis y María: ¡Adiós!
(Los personajes se cambian de ropa pareciendo adultos)
Pedro: (Vestido de caballero y montado a caballo) ¡Hola! ¿Qué tal?
Aldeano: Bien. ¿Vas a hacer otra misión para el rey?
Pedro: Así es, de hecho me tengo que ir ya.
Aldeano: Vale. Mucha suerte.
Pedro: (Mientras galopa alejándose) Esa es... ¡La serpiente gigante que quería cazar! ¡Oh no, se escapa!
(Escenario decorado de un bosque)
Pedro: ¡No te dejaré ir!
(La serpiente se convierte en demonio)
Pedro: ¡Lo sabía! ¡Sabía que eras el demonio!
(Da un gran pisotón con el caballo y a la vez la serpiente le muerde)
Pedro: ¡Oh no me ha mordido en el brazo!
(Escenario decorado de un funeral)
Luis: Pobre Pedro...
María: Ya... Menos mal que tenemos la piedra en la que dejó la marca de la herradura.
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