lunes, 18 de junio de 2018

A cova do Paralaia. Lois Novas

Un día hace mucho tiempo en la época en la que Meira y moaña aún estaban separadas. Un mouro iba a emprender un viaje para poder entrar nunha cova de moaña. Venía del otro lado de la península atravesandola entera
-Señoras es por aquí el camino al centro de Moaña.
-Si ao chegar a estátua da nobre Beatriz de castro xa estarás no centro.-Respondió una
Al Mouro le costó comprenderlo un poco ya que desde su juventud no había visitado Galicia y la lengua le resultaba extraña.
Cuando por fin llegó a la estatua decidió descansar entrando en un pazo cercano que estaba abierto.
-Señor cómo está usted por aquí.- Dijo una señora con pinta de haber pasado tiempos mejores- Parece haber recorrido un largo viaje.
-Si mi señora, por sus ropajes tiene pinta de ser la dueña.- Respondió
-Si. Que te trae por aquí.- Respondió más seria
-Solo quería descansar e tardado años en llegar me merezco un respiro- Dijo acalorado
-¿y por que hacer tanta distancia?.- Dijo ella
-E escuchado rumores, al principio no me los creí, pero con el paso de los años incluso la mente más resistente cede.- Hizo una breve pausa.-Se que nos acabamos de conocer pero podria dejarme un carro dos criados y algunos bueyes.-
-Claro, pero no tan facilmente necesito que me ayudes con algunas cosas y claro que luego me los devuelvas.- Dijo mientras sonreía frívolamente
Desde ese momento el mouro parecía un criado más de la señor, teniendo que limpiar que dar de comer a las ovejas… Estubo asi varios dias en los cuales forjó una relación de amistad con un criado.
Se llamaba Pancho, no parecía mal alimentado, sino al contrario tenía una barriga que parecía que llenaba con vino todos los días. No parecía mala persona, tenía el sueño de irse y hacerse fraile lo más lejos de su señora.
Después de unos días de trabajo la dueña por fin le dio las cosas que pedía pero en el momento en el que le daban los criados dijo.
-Deme a Pancho creo que lo hará bien.-
La señora hizo un gesto de desaprobación pero acabó aceptando.
El criado que conocía bien el camino, uno que se llamaba martín les guió a través de un pequeño bosque hasta llegar a la entrada de la cueva y entonces dijo:
-yo puedo llegar hasta aquí pero dicen que quien osa entrar muere. Yo no paso de aquí-Dijo aterrorizado
-bueno, pero no te libras de ayudar cuando salgamos.-respondió el mouro
-vale.-Respondió

Los dos entraron en la cueva, estaba oscura así que encendieron una antorcha que llevaban en el carro. Cuando entraron se encontraron con varios caminos. Eligieron uno al azar para ver que habia detras. ya dentro giraron a la izquierda y llegaron a una sala con una estatua. Alli la cojieron como pudieron y la sacaron al exterior. Cuando estaban fuera Pancho dijo:
-Y porque una estatua.-
-Aunque te lo contara no te lo creerías.- Cogió aire y dijo- he escuchado muchas cosas de esta estatua no se si serán verdad pero necesito comprobarlo.
Ellos cogieron la estatua y la transportaron hasta la playa según las indicaciones del mouro.
En la playa les dijo que volvieran con su señora que ya no les necesitaba, primero se fue el  que no entro en la cueva. Después cuando Pancho iba a irse el mouro le detenido.
-Se lo que va a pasar a partir de ahora no lo sé con exactitud pero no nos volveremos a ver, has sido un buen amigo.- Dijo mientras intentaba parecer lo más serio posible. Pancho siguió andando despues de eso desconcertado hasta el pazo. Después de que ellos se fueran él se arrodilló ante la estatua y dijo unas palabras.
Después de eso nunca se le volvió a ver. Desde ese momento circulan rumores de que desde donde estuviera le había mandado una carta a la dueña del pazo. Pero aunque ella lo negó todo, Pancho pudo notar que de un dia para otro uno de los árboles de los que se encargaba de cuidar desapareció.

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