sábado, 9 de junio de 2018

San Bartolameu. Tania Santos.


Un día de invierno frío y que parecía que dentro de poco caería una tormenta.
Pero a ver voy al grano ya , estaba yo y mis amigos que son marineros al igual que yo ; estabamos pescando cerca de la isla de Toralla en Canido, una isla muy bonita pero no muy grande con muchos árboles y en verano es perfecta para ir, porque tiene mucha sombra .Justo en el descanso que por fin había llegado y es que la verdad ya estabamos algo hambrientos y a parte venia un olor más rico de la cocina del barco que mmm... fuimos a ver la comida que el cocinero del barco nos preparara y nos apareció así sin más de la nada un chico no muy mayor pero tampoco muy joven , osea de edad intermedia en el barco, tenía un aspecto normal pero no muy común y venía vestido con una camiseta como tres tallas más grades que él y con un pantalón corto vaquero no muy indicado para el día que hacía y llevaba calzadas unas sandalias que casi no se diferenciaban con la madera del barco debido a que las sandalias eran de color marrón clarito al igual que el suelo de nuestro barco. El cocinero que se llamaba Julián no era muy alto pero sin embargo era muy delgado y mirar que comía eh pero no engordaba. Él nos hacía unos platos riquisimos...Se nos caía la baba por eso siempre estabamos esperando a que llegara la hora del descanso para comernos uno de sus deliciosos platos. Manuel era un señor bajo y que siempre vestía las mismas vestimentas un pantalón largo vaquero con unos tenis muy planos y de tela y con una camisa blanca y que no se nos olvide su gorro también blanco hecho a medida para su cabeza y siempre llevaba un mandil en color granate ya que le conjuntaba con sus tenis y con unos detallitos que tenían todas sus camisas ya que eran todas las camisas iguales. Depende del día Manuel era majo y siempre quería que todo el mundo estuviera bien, por lo menos las personas que estuvieran a su arredor aunque las acabara de conocer ahora mismo. Con un gesto lo acercó a la vela de nuestro barco para calentarlo ya que aquella noche hacía bastante frío y el chico estaba bastante frio y estaba titireando y dentro de poco parecía que iba a empezar a llover y la lluvia acompañada de una buena tormenta, había luna llena pero no se veía debido a la espesa niebla y también por el manto de nubes que aquella noche cubría el cielo. De allí a un rato el patrón del barco que se llama Juan que es un señor viejo de barba bastante larga no muy alto y que siempre estaba como un poco borde y a parte estaba siempre firme; preguntó por la vela que Manuel le diera al chico para que se calentara pero Manuel se olvidó de decirle al patrón osea a Juan que le diera la vela al chico y pues al patrón le desapareciera . El cocinero osea Manuel le dijo que la había cogido para calentar al chico y pues como seguía sin aparecer la vela, el patrón del barco ató al chico al palo de nuestro barco. Nuestro barco era un velero con piso de madera clarito y con una vela blanca como la nieve debido a que el barco ya tenía sus años pero la vela era nueva del trinque y de pronto al atar al chico al palo del barco, el velero navegaba mucho más rápido que con la vela. Cuando por fin despúes de todo llegaron a la isla de San Bartolameu, el chico desapareciera,no había rastro de él. Más tarde lo encontraron unos marineros en una playa, allí cerca de donde desapareciera y tanto yo como la tripulación pudimos afirmar que era el mismo que apareciera en el nuestro barco aquella noche.


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