Durante el reinado de un rey, varios visitantes llegaron a Etiopía. Llegaron de Europa y recorrieron Etiopía desde el norte hasta el sur.
Cruzaron ríos y arroyos, recorrieron los valles , escalaron las montañas y anduvieron los cálidos desiertos. Hicieron mapas de el país. Estos mapas mostraban ríos, montañas desiertos y caminos.
Después de varios años, los visitantes acabaron su trabajo y enseñaron sus mapas a el emperador. El emperador estudió los mapas y dijo: “Estos mapas son muy buenos. Aquí podemos ver las fuentes del Nilo, junto al lago Tana, y podemos ver las montañas los ríos de nuestro país. Me siento agradecido por vuestro trabajo.”
Los europeos se prepararon para irse. El emperador envió a varios sirvientes para ayudarlos a cargar sus maletas y regalos en el barco.
Cuando los europeos iban a subir al barco de regreso a Europa con sus equipajes y regalos, un sirviente les detuvo y quitándoles los zapatos los limpió cuidadosamente. Después se los devolvió de nuevo.
Los europeos, sorprendidos, preguntaron al sirviente: “¿Porque nos has limpiado los zapatos?”
El sirviente respondió:” Vosotros habéis visitado toda Etiopía. Habéis visto que es muy bonita, habéis visto cuánto amamos nuestro país, nosotros plantamos nuestras semillas y nuestra comida crece en la tierra de Etiopía. Los senderos y los caminos que habéis recorrido fueron hechos por pies de nuestras familias. Nosotros os damos nuestro oro y nuestra plata , pero no os damos nuestra tierra, por eso el emperador me pidió que limpiara vuestros zapatos antes de dejar Etiopía”.
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