domingo, 3 de junio de 2018

El niño y la serpiente. Pablo Casal.


Érase una vez un niño que como tarea diaria tenía que llevar las ovejas de su familia a pastar al monte. Todos los días llevaba su comida y un trozo de pan y al mediodía se sentaba siempre en la misma piedra a la sombra para comer. Para pasar el rato se distraía levantando piedras de pequeño tamaño. Un día cuando se estaba tomando su trozo de pan levantó una piedra y se encontró una pequeña serpiente, a la cual le empezó
a dar trocitos de miga de su pan. Día tras día, al mediodía, repetía la misma acción, afianzando su amistad con la serpiente. Con el paso de los años el niño y la serpiente fueron creciendo juntos, convirtiéndose ésta en su mascota.
Llegó el día en que el niño se convirtió en hombre y se tuvo que marchar al servicio militar. Cuando regresó a su casa y retomó su tarea diaria se dirigió al monte con su trozo de pan. Una vez allí, se reencontraron y fue tan grande la alegría de la mascota de verlo de nuevo que lo abrazó con tanto ímpetu que lo ahogó.

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