A medio camino, pararon unos minutos a descansar, ya que Isma, estaba un poco mareado, era un día con oleaje, y ya de paso, tiraron una tanza con anzuelo y miñoca ao mar, a ver si caía algo, pero nada, sólo consiguieron que la tanza se enganchara en una roca y la perdieran, así que continuaron su camino.
Una vez llegado a San bartolameu, echaron las tanzas, y sí, era verdad que había bastantes rinchas, pescaron unas 15, también soltaron nasas que tenían en el barco, volverían ao día siguiente a ver si pescaran algún pulpo a algo.
Volvieron a Moaña, precisamente a la plaza, ya que la mujer de Bruno, trabajaba allí, vendía pescado, les dejaron allí las rinchas y ellos volvieron para casa.
Al día siguiente volvieron a San Bartolameu para recuperar las nasas. Cuando llegaron, para sorpresa las nasas tenían dos pulpos, tres nécoras y una centolla, ¡genial!
-Creo que ya es hora de comer, tengo hambre- dijo Bruno.
Y así es, se pusieron a comer unas empanadillas que hiciera la madre de Isma, pero en un momento escucharon ruídos en el barco, como si alguien entrara en el barco, David, asustado salió a fuera con un cuchillo, por si era alguna visita inesperada, y para sorpresa, encontró un niño delgado, mojado por el agua y asustado, como si alguien le hubiera dado una paliza, y David, como acto de humildad, acercó al niño a la vela del barco (la parte más alta) para que allí le diera el Sol y dejara de pasar frío.
David le llevó algo de comer ao niño y siguieron la mañana tranquilos, pescando.
Al cabo de unas horas, decidieron que ya era hora de marchar, pero había un problema, la vela del barco había desaparecido.
-¿que ha pasado?¡seguro que fué el niño!- dijo bruno.
-¡vamos a hecharlo del barco!-
-Tranquilo, vamos a preguntarle y a arreglar las cosas, igual fué un mal entendido- dijo Isma.
Los tres marineros fueron a junto el niño, que esta vez estaba en la proa del barco viendo el paisaje comiendo.
-¡oye, tú!¡ven aquí, nos has cojido la vela del barco, para que la quieres!- le dijo Bruno.
- ¿qué?¿que habláis?- Dijo el niño, confuso.
Los tres marineros lo dejaron, concluyeron que el niño no había hecho nada con la vela, y se les ocurrió una idea. Ya que la vela había desaparecido, para navegar necesitaban algún impulso, y pusieron al niño atado al mástil para volver a Moaña.
Cuando el barco empezó a navegar, se dieron cuenta de que estaban navegando a gran velocidad con el niño atado al mástil, cosa muy pero que muy extraña, ya que las velas estaban hechas para que el viento las impulsara, pero bueno, lo ignoraron y siguieron su camino, pero ya cuando iban a llegar, David salió al exterior para tirar el cabo y el niño no estaba por ninguna parte, sin rastro del.
-Ya me parecía a misterioso a mi ese niño- dijo Bruno.
-No pasa nada, mañana volvemos a San Bartolameu y igual lo vemos por allí, le preguntamos y ya está, los niños son así...
Esa tarde fueron a la casa de Isma a cojer una vela para al día siguiente ir a San Bartolameu.
Bruno estuvo todo el día dándole vueltas a la cabeza, cómo era posible que el niño desapareciera por completo, pero al día siguiente se quedó aún más sorprendido, cuando iban hacia San Bartolameu y vieron al niño corriendo por la playa.
Ese impactante momento afirmó que ese niño era el mismo San Bartolameu.
No hay comentarios:
Publicar un comentario