Había una
vez un niño de diez años que se llamaba Félix, hijo de marinero. Félix pasaba
todas las tardes fuera de casa porque iba con su padre José a trabajar al mar.
Salían en el barco a las cinco de la tarde y volvían a las once y media de la
noche. Cuando Félix cumplió once años, tuvo que dejar la escuela para ir a
trabajar más con su padre en el mar, iban todos los días menos los domingos,
hasta cuando había temporal iban al mar. Un día que fueran a trabajar se le
enganchara un cabo en la hélice y entonces José mando al hijo al agua para que
quitara el cabo de la hélice, lo quito y subió a bordo y siguieron como si
nada.
Llego la
navidad de mil novecientos sesenta y dos
y Félix ya cumpliera doce años, el veintitrés de diciembre fueran al
mar, en ese día llegaran a casa a la una y media de la mañana porque tuvieran
que pescar bastante pescado para cenar en nochebuena con la familia.
Diez años
después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario