Monte da Pena. Iago Álvarez.
Esta
leyenda dice que todos los días, las rocas del monte de la pena se abrían y
aparecía una virgen cantando y peinándose. La gente que pasaba por allí se
sentía atraída por su canto y como hipnotizados se dirigían a las aberturas de
las rocas. Una vez que la roca se cerraba, no se volvía a saber nada más de esa
persona.
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