En cueva de la Londra, que llegaba hasta el monte de los
Remedios, se dice que vivía una Lontra, un animal peludo con garras y enormes y
fuertes dientes con los que era capaz de romper los utensilios de los marineros
y hasta comer a la gente.
Según cuenta la leyenda, en una noche de San Juan, un grupo
de jóvenes bajaron por la playa e hicieron apuestas para ver quién de ellos
tenía más valor a adentrarse en la cueva. Los más atrevidos decidieron hacerlo,
y nada más entrar, observaron con pánico una potente luz de color rojo que
venía de lejos. El grupo de jóvenes quisieron averiguar de donde venía, pero se
llevaron una sorpresa al descubrir que provenía de un lugar tan estrecho que no
cabía ni una mano. Los jóvenes se plantearon que la luz vendría de los huesos
del cementerio que quemó la Lontra para vengarse de que fueran a molestarla a
la cueva.

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