Una
noche, un grupo de marineros, decidieron ir a de San Martiño a tomar unas
copas. Cuando ya estaban borrachos, Xosé, echó a andar hasta el cementerio. Se
le ocurrió coger una calavera y así asustar a sus compañeros. Cuando volvió
junto a ellos, la estuvieron pasando por la mesa, y sus compañeros le dieron de
beber, e incluso empezaron a hablar con ella. Aquella noche todo habían sido
risas y diversión.
Despues
de beber, sus compañeros aconsejaron a su amigo que dejara la calavera en el
mismo sitio donde la había cogido, y este, rosmando, decidió llevarla.
Finalmente, el cura consigue, tras un responso, que la calavera descansara en paz.

No hay comentarios:
Publicar un comentario