domingo, 20 de mayo de 2018

Espíritus. Silvia Solla.




Una noche, un grupo de marineros, decidieron ir a de San Martiño a tomar unas copas. Cuando ya estaban borrachos, Xosé, echó a andar hasta el cementerio. Se le ocurrió coger una calavera y así asustar a sus compañeros. Cuando volvió junto a ellos, la estuvieron pasando por la mesa, y sus compañeros le dieron de beber, e incluso empezaron a hablar con ella. Aquella noche todo habían sido risas y diversión.

Despues de beber, sus compañeros aconsejaron a su amigo que dejara la calavera en el mismo sitio donde la había cogido, y este, rosmando, decidió llevarla.

Cuando Xosé  regresa a la mesa con sus amigos, se dan cuenta que la calavera volvía a estar con ellos. A Xosé no se ocurrió nada más que volver a repetir este procedimiento (ir a llevar la calavera al sitio donde la encontró) varias veces más, hasta que verdaderamente sus compañeros y él se empezaron a asustar. Llamaron al cura, y este les tiró de las orejas por ser tan atrevidos.

Finalmente, el cura consigue, tras un responso, que la calavera descansara en paz.

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