miércoles, 23 de mayo de 2018

A cova da Paralaia. Mario Corral.




Esta leyenda transcurre hace muchos años, en una montaña que ahora recibe el nombre “A Paralaia” pero que por aquel entonces recibía dos nombres totalmente diferentes, Astruya para los habitantes del norte de la montaña y Traminia para los del sur. Pero los habitantes de esta montaña no eran personas, si no que eran mouros, seres similares a los humanos pero con algunas diferencias como podían ser los poderes, estos seres eran abundantes por aquel entonces, pero ahora están casi extintos por culpa de las guerras de los humanos. Aquellas dos razas estaban gobernadas por dos reyes diferentes, Mongar y Liband.
Estos dos reinos se encontraban en constante guerra y, durante una de las múltiples que se llevaban a cabo, los habitantes del sur idearon una estrategia para conseguir derrotar a los enemigos. El plan que se les había ocurrido era cavar un túnel en la montaña que conectase la parte norte con la sur, de manera que pudiesen atacarles con libertad durante la noche y así hacerse de una vez por todas con su territorio.
Año y medio después el túnel estaba acabado, y las tropas del sur estaban entrenadas y listas para atacar durante la noche. Cuando llegó la medianoche comenzó el ataque. A aquellas horas casi todos los habitantes del imperio del norte se encontraban durmiendo, todos menos los guardias de la muralla. Normalmente una muralla vigilada podría dificultarles mucho la conquista a los atacantes, pero esta solo cubría la mitad del imperio que estaba orientada hacia la cima de la montaña. Por surte los diseñadores del túnel habían tenido en cuenta esto y lo habían diseñado de manera que acabase en una parte en la que no hubiese muralla y no estuviese vigilada.
La conquista había sido un absoluto éxito, en tan sólo tres horas habían conseguido acabar con todos los habitantes del sur, o al menos eso creían.
Al ganar esta batalla los habitantes del sur expandieron su imperio por toda Traminia. Al expandir su territorio también decidieron ampliar el túnel que les había servido para ganar la guerra. Nueve años después ya habían ampliado mucho aquel túnel y habían cavado seis más.
Pero lo que ellos no sabían era existía un pequeño grupo de los antiguos habitantes del norte que había sobrevivido al ataque. Como era de imaginar, los miembros de este grupo no estaban contentos con la ampliación de este túnel, así que el druida, siguiendo las órdenes del jefe, les echó un mal de ojo a todos y cada uno de los túneles, haciendo que cada persona que pasase por uno de ellos se convirtiese en escaleras. Con el paso de los años los túneles se llenaron de escaleras y dejaron de ser transitados, hasta llegar al punto en el que se encuentra ahora, con la entrada en una cueva que ni siquiera se sabe en qué parte de la montaña se encuentra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario