Como muchas personas saben, durante
la Edad Media acusaban a muchísima gente de brujería. Estas acusaciones nunca
eran ciertas, pero, ¿Qué pasa si alguna lo fuese?
Aproximadamente en el siglo XIV,
hace unos setecientos años, acababan de condenar a morir en la hoguera a cuatro
mujeres acusadas de brujería. Sus nombres eran Veremunda, Marian, Amice y Leonilda.
Como líder del grupo estaba Veremunda, esto era debido a que era la más
veterana y diestra utilizando la magia.
El día en el que se iba a llevar a
cabo la incineración pública ya había llegado, pero ellas no estaban dispuestas
a morir de una forma tan humillante, así que, momentos antes de que los
verdugos viniesen a buscarlas, se las arreglaron para conseguir escapar de la
prisión ayudándose de la magia.
Cinco minutos después se
encontraban dándose a la fuga por los estrechos callejones de la ciudad
mientras eran buscados por todas partes por los guardias reales. Después de
media hora de persecución por las laberínticas calles de la ciudad, las brujas
consiguieron escapar sanas y salvas.
Después de todo esto no podían ni
plantearse volver a la ciudad, así que decidieron pasar unos días vagando por
los bosques de los alrededores, en busca de algún lugar en el que pudiesen
instalarse sin ser encontradas por las furiosas gentes del pueblo.
Después de tres largos días
viajando alrededor de aquel pueblo, del que habían tenido que escapar por su
condición, encontraron el lugar perfecto. Se trataba de una roca ubicada en el
monte llamado Outeiro, estaba totalmente hueca por dentro y era suficientemente
espaciosa para que pudiesen instalarse todas.
Después de dos semanas ya tenían la
roca completamente equipada: habitaciones por parejas, cocina, salón, cuarto de
baño y lo más importante, una sala especialmente equipada para poder practicar
sus conjuros y crear pócimas.
El inconveniente era que no podían
salir de allí, ya que corrían el riesgo de ser vistas por alguno de los
habitantes del pueblo. Los primeros años soportaban bastante bien esto, ya que
dentro de la roca tenían todo lo necesario para practicar magia y entretenerse
en los ratos libres. Pero llegó un día en el que se hartaron, así que
decidieron idear un conjuro para poder salir al menos un día al año. Una vez
listo debían decidir cuál sería ese día. Después de debatir bastante,
decidieron que debía ser el día de la fiesta de San Juan.
Y así es como todos los años desde
el siglo XIV, las brujas de Moaña salen a la calle sin ser vistas durante la
noche de San Juan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario