miércoles, 23 de mayo de 2018

El demonio del molino. Rubén López.


Una noche en la que un grupo de chicas estaba en el molino, escucharon llorando afuera de un bebé, al pie de la puerta. Luego lo pusieron adentro, lo envolvieron y se le acercaron a una hoguera para calentarlo. Cuando se calmó, de repente desapareció y comenzó a oírse ruido en el techo. Entonces alguien comenzó a cantar el sonido de la palabra: E chuscurruschú y chuscurruschú, as mozas do muiño quimaronme o cú. Era el demonio, que estar en el torbellino de las chicas tomaba la forma de un niño.

Monte Paralaia. Rubén López.


La leyenda dice que hay una cueva llena de tesoros con pasadizos subterráneos que llegan al mar. Cuenta que la noche de San Juan es la noche perfecta para obtener alguno de los tesoros de la cueva porque esa noche las mouras y mujeres encantadas que viven allí salen de la cueva para lavar y peinar su largo cabello. Pero la magia de A Paralaia no se limita a la noche San Juan y se dice que dentro de la cueva hay una estatua de una mujer en la que está atrapado un marqués encantado por una moura. Para liberar al marqués es hace falta que una joven virgen rompa la estatua por la mitad utilizando una espada que junto a ella se encuentra.

A poza da moura. Rubén López.


Se trata de una moura que se enamoró de un campesino de la zona. El padre de ella sorprendió a la pareja en este lugar y furioso, dió muerte al pretendiente de su hija.La moura, loca de dolor, se tiro a la poza y desapareció bajo sus aguas. La creencia popular es que aún se oyen sus cantos en la noche de San Juan y que a veces se la puede ver sentada en las piedras, peinando su pelo con un peine dorado, mientras llora y se lamenta por su amor.

A cova da londra (nutria). Mario Corral.

Las nutrias, animales mamíferos que viven en el medio acuático, en concreto en los ríos, son animales bonitos, pero están amenazados por muchos cazadores furtivos.
Esta historia transcurre durante el 1800, en la playa de Tirán, que por aquel entonces no era una playa, quedaba completamente cubierta por el mar. Se creía que en aquella parte del mar habitaba una nutria con poderes extraordinarios y, como era de esperar, muchos cazadores trataban de hacerse con ella a diario. 
Normalmente ella no tenía problemas para escapar de estos cazadores utilizando sus increíbles habilidades. El inconveniente era que, cuando utilizaba estas habilidades, acababa terriblemente agotada y no podía utilizarlas hasta dentro de quince minutos.
Un día, como casi todos, la atacaron unos buceadores armados con arpones y redes, y, como era de esperar, ella los evitó sin problemas, pero el problema vino cuando, un minuto después de esto, apareció otro grupo de siete cazadores aún más equipados que los anteriores. En condiciones normales los habría esquivado con una habilidad magistral, pero acababa de agotar sus poderes con el anterior grupo. Ante esta situación solo podía hacer una cosa, huir hacia la cueva.
Sabía que el plan que se le acababa de ocurrir era arriesgado, jamás había entrado en aquella cueva, no sabía con que se podría ocultar en su interior. Después de unos instantes de duda, y al ver que era su única opción, entró. En el primer tramo no se encontró con ninguna complicación, pero después el camino empezó a hacerse cada vez más estrecho, hasta que llego a un punto en el que el camino estaba completamente sellado, impidiéndole el avance.
Lo que hizo ante esta situación fue utilizar sus últimas fuerzas para ampliar aquel largo túnel. Después de hacerlo avanzó hasta la salida de la cueva. Cuando salió se encontró con que el túnel que acababa de terminar daba a parar al lado de la capilla de los Remedios.
Se dio cuenta de que no podía dejar aquel túnel al descubierto, así que tapó la salida con una roca con un grabado en forma de serpiente.
Desde aquel entonces utilizó aquel túnel para esquivar de los cazadores, pero nunca jamás levantó aquella roca. 
Y así sigue hasta hoy en día, tapada, nadie la ha descubierto porque la roca fue bien anclada al suelo y el túnel desde la playa es demasiado estrecho como para que pueda entrar dentro una persona sin chocarse contra ninguna pared.

A pena do Outeiro. Mario Corral.


Como muchas personas saben, durante la Edad Media acusaban a muchísima gente de brujería. Estas acusaciones nunca eran ciertas, pero, ¿Qué pasa si alguna lo fuese?
Aproximadamente en el siglo XIV, hace unos setecientos años, acababan de condenar a morir en la hoguera a cuatro mujeres acusadas de brujería. Sus nombres eran Veremunda, Marian, Amice y Leonilda. Como líder del grupo estaba Veremunda, esto era debido a que era la más veterana y diestra utilizando la magia.
El día en el que se iba a llevar a cabo la incineración pública ya había llegado, pero ellas no estaban dispuestas a morir de una forma tan humillante, así que, momentos antes de que los verdugos viniesen a buscarlas, se las arreglaron para conseguir escapar de la prisión ayudándose de la magia.
Cinco minutos después se encontraban dándose a la fuga por los estrechos callejones de la ciudad mientras eran buscados por todas partes por los guardias reales. Después de media hora de persecución por las laberínticas calles de la ciudad, las brujas consiguieron escapar sanas y salvas.
Después de todo esto no podían ni plantearse volver a la ciudad, así que decidieron pasar unos días vagando por los bosques de los alrededores, en busca de algún lugar en el que pudiesen instalarse sin ser encontradas por las furiosas gentes del pueblo.
Después de tres largos días viajando alrededor de aquel pueblo, del que habían tenido que escapar por su condición, encontraron el lugar perfecto. Se trataba de una roca ubicada en el monte llamado Outeiro, estaba totalmente hueca por dentro y era suficientemente espaciosa para que pudiesen instalarse todas.
Después de dos semanas ya tenían la roca completamente equipada: habitaciones por parejas, cocina, salón, cuarto de baño y lo más importante, una sala especialmente equipada para poder practicar sus conjuros y crear pócimas.
El inconveniente era que no podían salir de allí, ya que corrían el riesgo de ser vistas por alguno de los habitantes del pueblo. Los primeros años soportaban bastante bien esto, ya que dentro de la roca tenían todo lo necesario para practicar magia y entretenerse en los ratos libres. Pero llegó un día en el que se hartaron, así que decidieron idear un conjuro para poder salir al menos un día al año. Una vez listo debían decidir cuál sería ese día. Después de debatir bastante, decidieron que debía ser el día de la fiesta de San Juan.
Y así es como todos los años desde el siglo XIV, las brujas de Moaña salen a la calle sin ser vistas durante la noche de San Juan.

A cova da Paralaia. Mario Corral.




Esta leyenda transcurre hace muchos años, en una montaña que ahora recibe el nombre “A Paralaia” pero que por aquel entonces recibía dos nombres totalmente diferentes, Astruya para los habitantes del norte de la montaña y Traminia para los del sur. Pero los habitantes de esta montaña no eran personas, si no que eran mouros, seres similares a los humanos pero con algunas diferencias como podían ser los poderes, estos seres eran abundantes por aquel entonces, pero ahora están casi extintos por culpa de las guerras de los humanos. Aquellas dos razas estaban gobernadas por dos reyes diferentes, Mongar y Liband.
Estos dos reinos se encontraban en constante guerra y, durante una de las múltiples que se llevaban a cabo, los habitantes del sur idearon una estrategia para conseguir derrotar a los enemigos. El plan que se les había ocurrido era cavar un túnel en la montaña que conectase la parte norte con la sur, de manera que pudiesen atacarles con libertad durante la noche y así hacerse de una vez por todas con su territorio.
Año y medio después el túnel estaba acabado, y las tropas del sur estaban entrenadas y listas para atacar durante la noche. Cuando llegó la medianoche comenzó el ataque. A aquellas horas casi todos los habitantes del imperio del norte se encontraban durmiendo, todos menos los guardias de la muralla. Normalmente una muralla vigilada podría dificultarles mucho la conquista a los atacantes, pero esta solo cubría la mitad del imperio que estaba orientada hacia la cima de la montaña. Por surte los diseñadores del túnel habían tenido en cuenta esto y lo habían diseñado de manera que acabase en una parte en la que no hubiese muralla y no estuviese vigilada.
La conquista había sido un absoluto éxito, en tan sólo tres horas habían conseguido acabar con todos los habitantes del sur, o al menos eso creían.
Al ganar esta batalla los habitantes del sur expandieron su imperio por toda Traminia. Al expandir su territorio también decidieron ampliar el túnel que les había servido para ganar la guerra. Nueve años después ya habían ampliado mucho aquel túnel y habían cavado seis más.
Pero lo que ellos no sabían era existía un pequeño grupo de los antiguos habitantes del norte que había sobrevivido al ataque. Como era de imaginar, los miembros de este grupo no estaban contentos con la ampliación de este túnel, así que el druida, siguiendo las órdenes del jefe, les echó un mal de ojo a todos y cada uno de los túneles, haciendo que cada persona que pasase por uno de ellos se convirtiese en escaleras. Con el paso de los años los túneles se llenaron de escaleras y dejaron de ser transitados, hasta llegar al punto en el que se encuentra ahora, con la entrada en una cueva que ni siquiera se sabe en qué parte de la montaña se encuentra.

La Santa Compaña. Paula Maquieira.



La noche de San Juan, es una fiesta en la que se celebra la llegada del verano. En Galicia se hacen hogueras que, en la tradición, se salta por encima para ahuyentar a los malos espíritus. Mi madre me contó que una vez  estaba yo de pequeña en las hogueras y mi madre me dijo que era la hora de irse a casa.

Yo, que no tenía nada de sueño, no quería irme y le dije a mi madre si me podía quedar más tiempo. Mi madre me dijo si quería que me llevara la Santa compaña y le pregunté de qué me estaba hablando.
Nunca había oído hablar de algo así.
Tras mi gran sorpresa, mi madre consiguió que nos fuésemos a casa pero, por el camino, le pedí que me contara de quien era la Santa Compaña.
Mi madre no sabía bien la historia, pero  me dijo que se trataba de un grupo de gente con capuchas que salían por la noche, y que si te los cruzabas no les podías mirar porque sino te llevaban con ellos. 
Esa noche no pude dormir por si aparecía la Santa Compaña pero mi madre me dijo que estuviera tranquila que eso era solo las noches de San Juan. Desde ese día no volví a ir a la fiesta de San Juan

Monte Paralaia. Paula Maquieira.

En un monte de Galicia, que está en la provincia de Pontevedra. El monte de A Paralaia está plagado de tesoros y de encantos, de moras y moros que aparecen y desaparecen, de piedras con pilas que se llenan y se vacían con la marea.
El rey Pobreza tiene dos hijas. Ellas un día fueron vistas por un joven, el mozo que les quiso hacer el favor de desencantarlas se asustó cuando se transformaron en dos serpientes enormes. Las moras le dijeron que nadie podía desencabtarlas que sólo lo perdonarían si va a su cueva, el se niega y les piden disculpas pero las moras le dicen que si va tendrá cantidades de dinero para el solo. 
Cuando se transformaron en serpiente pasaba por allí una pareja de adolescentes. Los testigos  las describen de dos metros de altura. 
El joven dice que si que irá a la cueva al oír que puede ser rico. 
Las moras desaparecen. 
Para hacerse rico, hay que entrar en ella a las doce de la noche de San Juan.El joven después del susto y de aberiguar que podía hacerse rico decide ir a por el dinero.El joven ese mismo día se prepara para ir a la cueva. 
A las 12 de la noche se mete en la cueva después de estar caminando durante horas.
Cuando entra, a los pocos minutos se encuentra una vieja mora con su manto de oro.La vieja le dice porque debería darle el dinero y el le dice que los necesita y la vieja se lo da.
Esa misma noche, encuentra a una princesa mora que también puede dar tesoro.Le pregunta para que quiere tanto dinero y el le dice que lo necesita.
La princesa mora también se lo da y el muchacho encantado de ser rico. Pero la princesa le dice que si se queda el dinero no podrá salir de la cueva. El joven decide quedarse a vivir allí. Lo que el muchacho no sabía era que tendría que hacer todo lo que las moras le mandasen.
El joven al día siguiente dice que prefiere seguir siendo pobre y vivir fuera de esa cueva, pero las moras le dicen que ya es demasiado tarde y que vivirá para siempre en la cueva. Nunca se volvió a saber de ese joven. Y nadie nunca más volvió a ver a las preciosas moras. 

A Poza da Moura. Paula Maquieira.



Hace muchos años llegó a las tierras de Domaio un moro con una hija hermosa . La joven se enamoró perdidamente de un campesino del lugar. 
Un día se encontraron en el campo donde ella estaba dando un paseo y el plantando unas legumbres. Accidentalmente ella se tropieza y el la ayuda y le pregunta si está bien. 
Se quedan un rato hablando y deciden volver a verse en un lugar más tranquilo para poder hablar.El le dice de hablar en una poza que hay por allí cerca y ella acepta. 
Se encontraban en la poza todos los días donde allí hablaban.Poco a poco fueron cogiendo más confianza y acabaron teniendo una relación. Un día el padre descubrió que su hija le estaba ocultando algo y un día la siguió. El padre , no quería que su hija estuviera con un humilde campesino. No aceptaba esta relación. Un día el padre de la joven, los sorprendió en la poza y le ordenó a su hija que no volviera a tener ningún tipo de relación con el. Ella se negó y le dijo a su padre que ya era mayor para decidir con quien podía estar. El padre en un arrebato de ira por que la hija prefería al campesino antes que a él, se avalanza sobre el y lo tira contra el suelo.El joven se da un golpe contra una piedra y muere. La mora enloquecida por el dolor de haber perdido a su amor se sumergió en la poza y desapareció. Desde entonces en las noches de verano se oyen los lamentos de la mora procedentes de la poza. En la noche de San Juan.

La Santa Compaña. Manuel Mora.





Había una vez un hombre perdido por los montes de Moaña, caminaba vagando, esperando ver alguna casa o alguna luz...

Solo veía árboles y mas árboles, de vez en cuando escuchaba algún búho.
De repente, entre las sombras de los árboles divisó una extraña luz anaranjada, fuego.

Se acercó lo suficiente como para ver quien lo llevaba. No lo llevaba nadie estaba flotando en el aire y detrás había una especie de procesión.

De repente sintió sueño y se demayó. Cuando se despertó, estaba en su casa.
Se preguntó como había llegado, pero se acordó de que tenía que ir al trabajo.
Se preparó, y se fue al trabajo.

Al día siguiente, al despertar se encontró pálido, se vio pálido ante el espejo.




Se dice que el chico murió por causas desconocidas, pero creo que ya nos hacemos una idea de como murió... LA SANTA COMPAÑA.




Se dice que si estás en el monte en una noche oscura y te encuentras a la Santa Compaña tienes que dibujar en el suelo una estrella de David, mirar hacia abajo y rezar. Hay que esperar a que la Santa Compaña se vaya.

En el caso de que te coja el vivo que va delante de la procesión de muertos se libera y se intercabia por ti.

No te das cuenta por las noches porque estás como en trance, y vas a seguir haciendo tu día a día sin darte cuenta. Pero como pasas las noches despierto y vagando por el monte con la procesión cada día estarás mas pálido y tendrás mas ganas de dormir.

Te puedes librar de la Santa Compaña si pillan a otra persona.
Como el hombre que iba delante y se liberó cuando la Santa Compaña cogió a el chico.

LA CUEVA DE PARALAIA. Manuel Mora



Existe una leyenda de una cueva en el monte Paralaia, se dice que la entrada es de dos metros de alto y dos metros de ancho.

Cuenta la leyenda que un hobre pobre y perdido en la noche de San Juan a las doce de la noche   estaba vagando por el monte Paralaia.

Encontró la cueva y vio una cavidad  muy grande con cinco galerías. Por suerte para el la cueva la encontró  a las doce de la noche se le apareció una mora y le dio mucho oro y se hizo muy rico.

Desafortunadamente este hombre ya no vive para contarlo, pero su historia pasa de generación en generación.

A poza da moura. Manuel Mora.

Había una vez un pastor que se enamoró de una mora de cabellos dorados y bonitos. Quedaban en secreto sin que el padre de la mora se diese cuenta porque el no queria que ella estuviese con el pastor.

Quedaban siempre en una poza en el monte de Domaio, era y es un lugar muy bonito y muy romantico.

Una vez la mora se fué a la poza con el pastor, el padre sospechó y la siguió hasta la poza y se escondió detras de unos arbustos.

Esperó vigilandola y mas tarde vió al pastor llegar el padre lleno de ira se abalanzo sobre el pastor y lo mató.

La mora se puso muy triste, se tiró a la poza y desaparecio en las oscura  aqua de la poza

Ahora se dice que en las noches claras de San Juan se puede ver a la mora  peinandose el cabello dorado sentada sobre la orilla se la poza.

Debido a esta leyenda ahora esta poza se llama  A POZA DA MOURA.

La Santa Compaña. Mauro Brañas.


 La santa compaña es una procesión de almas en pena que vagan por la noche a partir de las doce por los caminos de la parroquia. Dice la leyenda que su motivo es visitar todas las casas de aquellos que vallan a fallecer en un breve tiempo.

Monte Paralaia. Mauro Brañas.


 La leyenda cuenta que en el monte del Paralaia hay una hermosa y grande cueva en la que dicen que hay fortunas y oro. La cueva tiene una gran puerta con escaleras para entrar y dentro tiene una gran bóveda con cinco galerías.
Desde allí hay distintas versiones de la leyenda:
Una dice que hay una estatua hecha por una moura en la que en su interior se encuentra un marqués y dice la leyenda que si en una noche de San Juan a las doce en punto de la noche rompes la estatua con la espada del marqués que esta en el suelo, a su lado todo el oro del marqués será para ti.
En otra versión de la cueva se dice que en el 1895 un mouro llegó a la puerta del pazo del Rosal y pidió prestados un carro de bueyes y dos criados y se dirigía a la cueva del Paralaia. Cuando entró en la cueva tronó muy fuerte y salió con la figura de un santo, la pusieron e el carro y se dirigieron la la playa de A Xunqueira, allí el mouro se posó encima de ella y desapareció. Se dice que un año después, a la dueña del pazo, en su casa, recibió un sobre con un pañuelo de seda roja y una carta dándole las gracias por todo lo que había hecho e invitándola a guardar el pañuelo, ella colgó el pañuelo en un árbol de su finca y al día siguente el árbol había desaparecido.
Otra de las versiones de la cueva del Paralaia dice que a las doce de la noche en una noche de San Juan en la cueva puedes ver a una princesa con un vestido blanco, peinandose su larga melena de oro, con el agua del mar que llega hasta allí cuando sube la marea, la leyenda dice que quien le tire una piedra a la joven y le haga sangre  conseguirá mucho oro.

A poza da moura. Mauro Brañas.


 La leyenda dice que hace muchos años en Domaio llegó un mouro con su hija. La hija se enamoró de un chico campesino de por allí y se encontraban en la poza. El padre de la chica no apoyaba su relación, pilló a los jóvenes en la poza y mató al chico allí mismo, la hija enfadada y triste se sumergió en la poza y desapareció. Se dice que en el verano se escuchan los lamentos de la chica mora en la poza. Y que en la noche de San Juan se puede ver a la chica en la poza peinándose el pelo con un peine de oro.

A virxe das Fontiñas. Antonio Serrano.


En las Fontiñas, en la noche de San Juan, una chica vestida de blanco. Esta chica envuelta en un resplandor que parecía una Virgen. Y tenía una flor en la boca, según lo que dicen, si eres capaz de quitarsela, al instante se convertiría en oro y nunca más necesitarías dinero ni riquezas. En caso de que  no pudieras, ella desaparecía y habría que esperar un año para volverlo a intentar. Esto no le pasaba a cualquiera, solo se mostraba a la gente que tuviese mucha fé de que estuviese allí y fuese a propósito, si no no había forma de que apareciese.

Poza da Moura. Antonio Serrano.


Cova do Paralaia. Antonio Serrano.


EL MOURO Y LA COBRA. Noa Martínez.

    Había una vez, en el monte de A Paralaia, una cueva tenebrosa y oscura en la que nadie se atrevía a entrar, pero nació una niña con los ojos abiertos que era diferente. Esta niña era más valiente inteligente y veloz que cualquier niño del poblado. Con sus grandes ojos verdes observaba todo cuanto había a su alrededor, analizado cada detalle. Era realmente maravillosa, era fuerte y astuta, tocaba varios instrumentos, tenía una voz dulce y bailaba como si sus pies pensaran por sí solos.
    Todos los días exploraba los alrededores y cuando tuvo edad suficiente sus padres la dejaron subir al monte. Un día se entretuvo examinando unas flores mientras recogía en un saco madera y plantas medicinales y se desvió del camino. Encontró una cueva, pero se estaba acercando la hora de comer y tenía que volver a casa para que sus padres no se preocuparan, aunque confiaban en ella, nunca había faltado a una comida. Aún así temía que al día siguiente no encontrara la cueva de nuevo, así que entró con el saco a cuestas.
    Lo que encontró la desconcertó bastante, una cobra negra se alzaba frente a ella, siseando algo que extrañamente comprendió. Le decía que si quería el tesoro tenía que hacer todo lo que él le mandara. La cobra, que en realidad era un moro, le ordenó que le metiera en el saco junto a las cosas que había recogido. La chica, obediente aunque sorprendida, lo metió en el saco y lo cerró con la cuerda. A continuación el moro le pidió que lo llevara hasta unos arbustos no muy lejos de allí para alimentarse de unas bayas que allí había, y la chica, ágil como siempre, no tardó ni cinco minutos en encontrar el lugar.
    Tras varias órdenes que a la muchacha le parecieron sencillas el moro le pidió que lo devolviera a la cueva y una vez allí, recuperó su forma “humana”, vació el saco de la chica y lo llenó de monedas de oro.
    La joven volvió triunfante al poblado, y ante unos padres preocupados dió la noticia y repartió el botín entre todos los campesinos. El poblado nunca más volvió a pasar hambre y poco a poco se transformó en una poderosa y visitada ciudad que tenía como alcaldesa a la inteligente chica.

A poza da moura. Noa Martínez.

    Érase una vez un mouro que viajó con su hermosa hija hasta las tierras verdes de Galicia. La muchacha vivía feliz en una choza en el monte, pero sentía que le faltaba algo. Era una chica con cabellos largos y finos que parecían un manto negro como el carbón. Los rasgos de su cara eran simétricos y su belleza destacaba entre las demás mujeres de los alrededores. Su suave y oscura piel relucía cuando las gotas se posaban en ella y si cantaba los pájaros la acompañaban con sus dulces melodías.
    Un día que la chica se acercó al poblado conoció a un humilde y guapo campesino, con los ojos azules y el pelo castaño cobrizo. Los dos se enamoraron rápida y perdidamente pero la joven sabía que su padre se enfurecería y le pidió que cada tarde antes del anochecer, que era cuando su padre se marchaba a la ciudad, se vieran en secreto en una poza cercana a allí, en Domaio.
    Desde aquel día los dos jóvenes se reúnen todos los atardeceres en ese hermoso lugar para compartir maravilloso momentos como dos enamorados, pero al ver a la chica tan distraída en sus propios pensamientos el padre decidió estar más pendiente de ella, hasta llegar al punto de seguirla y espiarla a todos los lugares a los que iba.
    La tarde en la que el padre descubrió la relación de la pareja fue terrible. Éste no acudió a la ciudad al atardecer como solía hacer normalmente y siguió a su hija a una prudente distancia para que ella no le viera. Escondido tras un árbol, esperó pacientemente a que algo pasara, y pasó. Se asomó y vió a su hija besando en los labios a aquel miserable y sucio mozo de cuadra y la ira lo invadió por dentro. Rojo de furia, salió de su escondite y con la daga en el bolsillo avanzó hasta los enamorados, que se despegaron sorprendidos. La chica se quedó muda, sin poder articular palabra horrorizada ante la escena que estaba contemplando. Su padre, que desde siempre había sido un hombre cariñoso, pero muy sobreprotector, estaba clavándole a su amado una daga en el corazón. Su rostro estaba pálido y de sus ojos brotaban litros de lágrimas, acompañados de gritos de dolor ya que había recuperado la voz.
    Todas las personas que por allí se encontraban pudieron escuchar nítidamente los gritos de la moura, que enloquecida de dolor ante el acto inhumano de su padre decidió sumergirse en las aguas de la poza y desaparecer para siempre.
    La gente que vive por esa zona aún puede oír los lamentos desconsolados de la joven procedentes de la poza en las noches de verano, qué era cuando más se veían los dos. En la noche de San Juan, según la leyenda, la moura aparece en la poza peinando sus largos cabellos con un peine de oro.

LA PRINCESA BLANCA DEL CABELLO DE ORO. Noa Martínez.

Érase una vez una bella princesa de torso blanco y cabello dorado que reluce con el sol. cada atardecer se alejaba del mundo para subir al monte de “A paralaia” a pensar y peinarse la melena contemplando el cielo rojizo.
Los campesinos del poblado observaban la silueta de la joven y fascinados la califican como diosa, pero cada vez que alguien intenta acercarse a ella esta escapa como un gato asustado.
Un día tres hermanos se acercaron a la roca en la que se sentaba siempre la princesa con intención de tocarla, ya que la mayoría de la gente del pueblo ya se había planteado la idea de que no fuera real.
El hermano mayor fué el primero en intentarlo, era un muchacho de unos quince años, orgulloso y abusón. Se quiso acercar dando grandes y sonoras zancadas, que asustaron a la princesa, que se ocultó en la espesura del bosque.
Al día siguiente le tocaba el turno al mediano, un joven de 11 años atlético y astuto. Éste, sigiloso como un felino se acercó a la roca pero cuando se disponía a rozarla la princesa notó su aliento agitado en la nuca y escapó veloz hacia ninguna parte.
El tercer y último día era la oportunidad del hermano más pequeño de los tres, un niñito de 7 años, miedoso sincero y leal. Pero el pequeño niño, inseguro de sí mismo, se creía incapaz de alcanzar a la princesa al ver el fracaso de sus otros hermanos, más grandes y fuertes que él. Frustrado y decepcionado consigo mismo, le dio una patada a una piedrita, que  oportunamente fue a parar a la mejilla de la delicada princesa de blanco, que sufrió un pequeño rasguño y una punzada de dolor. Un hilito de sangre resbaló rompiendo la perfección de sus facciones, pero qué le daba un carácter salvaje y felino.
Para la sorpresa del niño, la chica avanzó hacia él y le entregó un saco llenos de oro, que  utilizó para satisfacer a su pueblo convirtiéndose así en el niño más querido y valiente del pueblo.

Islas Cíes. Laura González.


Varios ataques piratas entre ellos ingleses, turcos… que iban a la ria de Vigo, cavaron llegando también a las costas de las maravillosas y cristalinas aguas de las Isas Cíes, las cuales llegaron a ser arrasadas por un corsario de origen inglesa llamdo Francis Drake.
Debido a estos asaltos, hubo varios planes de fortificación que dieron lugar mas tarde, como u almacén de artillería en el año 1810, situado en el monasterio que había ante en Santo Estevo, el cual era un cuartel, y la cárcel próximos a una playa, a la playa de “Nosa Señora”.


(ORIGINAL: Los ataques piratas de los turcos, tunecinos e ingleses en la ría de Vigo también llegaron a las islas Cíes, que incluso fueron arrasadas por el famoso corsario inglés Francis Drake. Estos asaltos provocaron planes de fortificación posteriores, la construcción de un almacén de artillería en 1810 en el antiguo monasterio de Santo Estevo, un cuartel de carabineros y la cárcel próximos a la playa de Nosa Señora.)

MARÍA SOLIÑA. Laura González.


El padre y el marido de esta pobre mujer, murieron por la piratería Turca, ella sola, triste y decaída, ya siendo una anciana, mendigaba or los camino y ella misma llego a decir que era bruja hasta caer en manos del terrible tribunal de Santo Oficio.
La cosa llego al punto de que se afirmaba que tenia trato carnal con el mismo demonio, ella fue torturada gasta que llego a confesar, ser todo aquello por lo que había sido acusada.
Murió poco tiempo más tarde y enterraron su cuerpo lejos del “ámbito sagrado”, no se sabe nada de donde está enterrado el cuerpo.

EL MILAGRO DE BOUZAS. Laura González.

Cuando el cuerpo de Santiago el apóstol llegaba a Galicia siendo transportado en barca, había una celebración en Bouzas, una boda en concreto, por medio la gente y del festejo, había algunos hombres practicando un juego, el cual trataba sobre, dos hombres montaos en a caballo que tenían que tirar al aire su lanza para cogerla galopando antes de que esta impactase sobre el suelo. El prometido de la boda, también participaba en dicha actividad, pero para desagrado de la gente su animal de transporte y el se hundían en las profundidades del agua, justo en ese instante pasaba el cuerpo del apóstol y para milagro de todos, el hombre y su caballo salían del mar aun con vida y recubiertos de unas conchas, unas conchas de vieira.
Hoy en día, honrando a este milagro, los peregrinos del camino de Compostela, llevan en su sombrero una concha de vieira.
(ORIGINAL: En el momento en que el cuerpo del Apóstol Santiago llegaba a Galicia en barca se celebraba en Bouzas la boda de dos jóvenes. Entre los cantos y actividades que tenían lugar, unos hombres a caballo practicaban un juego que consistía en arrojar sus lanzas al aire y galopar para recogerla antes de que tocase el suelo. El novio, que participaba también en el juego, tuvo la mala suerte de que una vez tirada la lanza, su caballo galopando se adentrase en el mar y se sumergiese. Los presentes vieron con tristeza como del caballero y su caballo sólo quedaba una estela de espuma que se dirigía hacia la nave en la que viajaban los restos del Apóstol Santiago. Pero, milagrosamente, el novio y su caballo salieron del agua a la superficie recubiertos de conchas de vieira. En honor al milagro producido, desde entonces, todo peregrino camino de Compostela, lleva en su sombrero y en la esclavina de su sayal una concha de vieira.)

Monte Paralaia. Víctor Otero.

Hay un instituto en Moaña que se llama IES A Paralaia. En esta leyenda vamos a contar de dónde procede ese nombre.
La protagonista de esta leyenda es una niña que se llama Paralaia. Acaba de salir de su instituto y va a ir a dar un paseo por un monte que se iba a inaugurar esa tarde. Y, por lo visto, quien llegase antes a la cima le iba a poner nombre al monte. Así que Paralaia no dudó en inscribirse. A ella le encanta ponerle nombre a las cosas.
Cuando llegó la hora de la carrera, había como doscientas personas en el principio del monte. Paralaia pensó que iba a haber poca gente, ya que ponerle nombre a las cosas no genera desafíos. Pero aquel monte era el único sitio de Moaña que no tenía nombre, y mucha gente se inscribió en la prueba. Tocaron la campana. Paralaia salió como una fiera, y tomó un atajo por el que nadie más fue. Esto le hizo pensar que estaba sola. Pero no. Cuando salió del atajo vio a mucha gente pisándole los talones. La carrera no se decidió hasta que Paralaia llegó a la cima del monte. El alcalde de Moaña decidió llamarle Paralaia al monte sin nombre. Y así fue cómo nació el nombre de nuestro instituto.

La vieja historia de la cueva. Víctor Otero.

Un día de verano ciento veinte alumnos de un colegio de Moaña fueron a una cueva a jugar un torneo de fútbol, pero no iba a ser un torneo cualquiera. Iban a cambiar mucho las reglas. Por ejemplo, no iba a haber banquillo. Una vez que el entrenador de cada equipo anuncie el siete titular (fue un torneo de fútbol 7) los jugadores que no están en este tienen que ir a ver el partido desde la grada.
Cuando los niños llegaron a la cueva se organizó la fiesta de inauguración del torneo, en la que se presentan los equipos, se anuncian las reglas y se hace el sorteo. En este último estaba la regla más extraña de todo el torneo: si sale un equipo de mayores y otro de pequeños no se puede jugar el partido. Se le da el partido por ganado a los mayores por abuso. Los ‘colegiales’, que era el nombre del equipo del colegio de los niños, tuvieron que ver cómo se aplicaba la norma del abuso cuando salió su bola y luego la de los mayores. Esto quería decir que el equipo colegial se volvía para casa. Y aprendieron otra lección: no se puede ir a los sitios sin saber qué se va a hacer allí, ni las reglas de los juegos. Habían ido a la cueva sin saber que había torneo, ni las reglas del mismo. Así que nunca más se volvieron a acercar a una cueva.

A poza da moura. Víctor Otero.

Érase una vez un niño que vivía en el municipio moañés de Domaio. Vivía muy cerca del colegio de Domaio, donde estudiaba. Un día, al salir de entrenar, vio una chica de la que se enamoró, pero cuando le contó a sus padres que le gustaba aquella chica estos le dijeron que no podía estar con ella. No obstante, la chica también entrenaba después de clase en el pabellón de Domaio. El niño iba solo hasta el colegio de Domaio y volvía a casa cuando terminaba el entrenamiento de fútbol.
Al día siguiente, antes de entrar en clase, el niño estaba jugando al fútbol en el patio del colegio con sus amigos, y… ¡volvió a aparecer la chica! El niño le dijo que le dejara jugar tranquilo, pero la chica ni se inmutó y le dijo que jugara con ella al baloncesto dentro del pabellón. Aceptó, pero porque entrenaba allí todos los días. Mientras jugaban, la chica le preguntó al niño si le gustaba, y él le contestó que era ella la que se había enamorado de él. Al salir de clase, se dirigieron a un sitio extraño para el niño. Nunca había ido allí. Y cuando llegaron la chica le dijo que iban a pasar allí la tarde. Cuando llegó la noche se estaban preparando para marcharse, pero cuando salían un ser mitológico que vivía allí empezó a perseguirlos. Corrieron, corrieron y corrieron hasta que se cansaron. Aquel día aprendieron una lección: no se puede entrar al lugar de descanso de un ser mitológico gallego porque empezará a perseguirte.

EL MONTE DE LOS LOBOS. Lucas Alonso.

Lo que cuenta esta leyenda ocurre en un monte de Domaio, conocido como el “monte de los lobos”, por la siguiente historia.

La leyenda relata que unos cazadores que vivían en medio del monte de Domaio se encontraron una vez un lobo malherido y, en vez de matarlo, lo cuidaron. Estuvieron tres semanas pendientes del lobo, y después de tres semanas lo fueron a liberar. Cuando llegaron al monte se encontraron con una manada de lobos que parecían hablar en idioma humano. Al principio los cazadores no los escuchaban, pero al acercarse con el lobezno, escucharon que los lobos les daban las gracias. Acto seguido, se adentraron en una cueva. Los cazadores se quedaron perplejos, pero al volver en sí, fueron corriendo al pueblo y avisaron al que por aquellos tiempos era el alcalde de Domaio. El alcalde les llamó locos, pero les acompañó. Cuando llegaron a la cueva, el alcalde se adentró con un grupo de tres hombres armados con escopetas. Se escucharon disparos, y salieron de la cueva los lobos. A los cazadores les asustó que les rodearan. Se escuchaba a los lobos diciendo “para que los avisasteis” y “para que les enseñasteis donde vivíamos”. Los cazadores intentaron huir, pero fueron devorados por los lobos. Nunca más se volvieron a ver lobos en el monte de Domaio.

San Bartolomeu. Lucas Alonso.

Meira es una parroquia perteneciente a la península del Morrazo. Es un lugar conocido por su leyenda de la aparición de San Bartolomé

La leyenda relata el encuentro que tuvieron unos pescadores con San Bartolomé. Los pescadores salieron a pescar pronto por la madrugada, y se les unió un hombre joven, que les preguntó si podía salir a pescar con ellos. Los pescadores aceptaron con la excusa de “cuanta más ayuda, más peces”. Salieron al mar, y al poco de comenzar a navegar, una tormenta comenzó. Pensaron que no iban a salir vivos de aquel barco. Pero entonces, el joven les dijo que le ayudaran a atarse al palo. Los otros pescadores le dijeron que estaba loco, pero el joven desconocido les dijo que lo ataran, que así es como lo quería el Señor. Ellos, a regañadientes, aceptaron. Lo ataron y al poco de atarlo la tormenta había escampado. Iban a celebrarlo con el joven, pero el había desaparecido. Ninguno sabía ni donde estaba ni si se había tirado al mar. Al llegar a tierra, fueron a contárselo a sus parientes. Nadie los creyó, y ellos se quedaron con la rabia de que nadie les creyera.

A poza da moura. Lucas Alonso.


La poza de la moura es un lugar famoso en el Morrazo, especialmente conocido en Moaña, debido a su leyenda.

La leyenda relata la historia de un joven granjero que fue a buscar agua y se encontró a una “moura” de cabellos rubios y que se estaba peinando encima de una piedra. Al instante se enamoró de ella. No le contó a nadie lo que había visto. Al día siguiente, el padre del joven le preguntó que cuando se iba a casar. El hijo le dijo que no le gustaba nadie. Mintió. El padre se lo tomó como una broma y lo dejó en paz. Al joven le gustaba la “moura” y cada día, aprovechando cualquier excusa para marcharse y verla peinarse. Un día como cualquier otro, fue a verla, pero la “moura” la vio. Le sonrió y después se fue. El, como cabía esperar, se obsesionó con ella. Un día, al no verla, pensó que se había muerto, y el también se suicidó. Pero entonces la “moura” apareció. Y al ver al chico muerto, se tiró ella por el río. Nunca la volvieron a ver. Se dice que ahora, por las noches, se está peinando y se oyen sus lamentos.

Monte da Pena. Simón Fervenza.



Las rocas de la cima del Monte da Pena se abrieron y una virgen apareció peinándose y cantando. Todos los que estaban allí quedaron asombrados con el cantante y corrieron como hipnotizados en la apertura, y la entrada se cerró, por lo que la persona que logró entrar nunca regresó.

Domaio. Simón Fervenza

   Recordarán a los viejos que durante muchos años, los colonos del otro lado del estuario, es decir, los de Rande, vinieron a colonizar estas tierras, animadas, algunas de sus mujeres, quienes, con la correspondiente presunción, gritaron: ¡más allá de ellas! Desde entonces Domaio se mantuvo como el nombre de estas tierras.

  Como una variante de la leyenda anterior, hay otra que habla de un tiempo en el que Domaio era un área deshabitada y los primeros habitantes venían de Chapela. Estos han tratado de cultivar tierras comenzando con la costa, pero el alto grado de salinidad les impidió obtener buenas cosechas. Los vecinos y familiares del otro lado del estuario, les informaron que la tierra había sido "adorada"; es decir, que estaban saliendo y trabajando. Y ambos insistieron con la palabra "adomaina" que degeneró en "Domaio", de ahí el nombre actual de la parroquia.

Otra de las explicaciones populares del origen del nombre Domaio se basa en la improductividad de las tierras pertenecientes al dominio feudal del Conde de Montealegre, y se dice que en un año de gran sequía, los campesinos observaron la obligación de no pagar impuestos al Conde. Este inflexible, adoptó posiciones de fuerza, lo que motivó la encuesta campesina. Y frente a este manifiesto tan numeroso, el Lord Conde, bastante polémico, al referirse a sus súbditos, dijo: ¡Tomaio y domaio! Y de esta manera Domaio llamó a esta parroquia.

Monte Paralaia. Aitana Rodríguez.



Se dice que hay una cueva llena de tesoros con pasadizos subterráneos que llegan al mar. Dicen que de San Juan es la noche perfecta para coger  algun  tesoro de la cueva porque esa noche las “mouras” y mujeres encantadas que allí vivian salen de la cueva para lavar y peinar su largo pelo. Pero la magia de A Paralaia no solo en la noche San Juan y así, se dice que dentro de la cueva hay una estatua de una mujer en la que está allí sin poder salir un marqués encantado por una moura. Para sacar al marqués es necesario que una joven v rompa la estatua por la mitad utilizando una espada.

A poza da moura. Aitana Rodríguez.



Se dice  que hace muchísimos años llego a Domaio un moro con su hija, de aproximadamente 15 años. La chica se enamoró perdidamente de un campesino de alllí Y quedaron en la pouza para estar juntos. El padre, no estaba de acuerdo a esa relación, los sorprendió en la pouza, y decidio matar al campesino. La hija enloquecida por el dolor se tiro a la pouza y desaparecio. Se dice que desde entonces en las noches de verano se oyen los lloros de la niña que  vienen de la poza. En la noche de San Juan, según la leyenda, la hija  aparece en la poza peinando su largo pelo con un peine de oro.

La calavera en San Martiño. Aitana Rodríguez.




Contaban... Una noche, un grupo de marineros decidieron ir a una taberna alado de la Iglesia de San Martiño. Cuando ya iban borrachos José, el más atrevido del grupo fue al cementerio viejo, el de alado de la taberna, y se le ocurrio coger una calavera para hacer la gracia y asustar a sus compañeros. La puso sobre la mesa y empezaron a darle de beber vino y a hablar con ella, se rieron toda la noche, cuando ya estaban bastante cansados, decidieron ir para casa, mandaron a José llevar la calavera donde el mismo la cogió. Volvieron todos para casa, mientras llegaban tropezaron con algo y era la calavera, era la misma que antes.
Volvieron a dejar la calavera en su sitio pero volvio a aparecer, repitieron lo mismo sucesivamente hasta que se asustaron y se les ocurrio llamar al cura. Despues de tirarles de las orejas consiguio devolverla a su sitio.
Desde ese dia no volvieron a coger una calavera.

Monte da pena. Diego Pombal.

En la piedra de la pena había una doncella embrujada en serpiente por una bruja, quien le dijo que volvería a la forma normal, cuando una persona le diera un beso. 
Así la serpiente apareciese a todos los lugareños con la esperanza de conseguir algún beso, cosa muy difícil porque escapaban todos al mirar su aspecto. 
Desolada, quedó llorando su amargura. Pero dicen que un niño al mirarla, le dio tanta pena, que se acercó a  besarla, y así recuperó su forma primitiva quedando enormemente agradecida de la inocente criatura.

O forte. Diego Pombal.


Esta leyenda nos dice que o forte fue un escenario de una batalla naval contra la flota anglo-holandesa que llegó a desembarcar e al intentar subir por el monte, fueron dañados con muchas bajas por las grandes piedras que dejaban bolear a los nativos desde el alto de la “Gorita”

O cruceiro. Diego Pombal.

Cuenta la leyenda que los viejos decían la iglesia de San Martiño fue construida por los mouros que están enterrados en el cementerio viejo entrando a la izquierda.

San Bartolomeu. Laura Calvar.





En San Bartolomeu, un día de trabajo, estaban pescando unos marineros cuando les apareció un chico. Él necesitaba comer y las primeras necesidades. El cocinero del barco lo acogió, pero para calentarlo usó la vela del barco. Cuando llegó el capitán pregunto donde estaba la vela. Como seguía sin aparecer, el capitán, lo que hizo fue atar al palo al chico y así navegaba más veloz. Cuando llegaron a la isla de San Bartolomeu, todos se asustaron, ya que el chico había desaparecido. Pero al llegar a la playa, lo encontraron, pero no en las mismas condiciones. Era San Bartolomeu.

La mona. Laura Calvar.




En 1895 un hombre fue al Rosal, una ciudad de Moaña. Fue para hablar sobre la moura de la Paralaia. Quería cogerla, por eso le pidió a la Mona que le diera unas cuantas vacas para la acción. La Mona era dueña de una grande casa.  Pero como a la Mona le parecía poco le ayudó dándole unos sirvientes. Ellos fueron los que contaron la historia a sus conocidos. Contaron que les pidió que se quedaran fuera de la cueva porque no quería que ellos entraran con él. Pero después de un tiempo, empezó a llover y a hacer mal tiempo. Cuando por fin salió de la cueva, salió con algo en los brazos, pero no se sabía lo que era. Según parece, él dijo que era un santo. La metió en el carro de la Mona y la llevó a la playa de la Junquera, también en Moaña. Después se fueron los dos por el agua. Aunque ya pasara un año, la Mona recibió una sorpresa, era del hombre. Era un paquete con un paño de seda rojo dentro, donde le daba las gracias. Ella lo puso en un árbol pero al día siguiente desapareció.

Poza da Moura. Laura Calvar




Cuando en la zona de la Península ibérica estaban huyendo por la consecuencia de la guerra de la reconquista. Al pueblo de Domaio llegó un padre con su hija. Él era príncipe pero quería tener protegida a su hija, porque era muy guapa.  Se fueron a vivir a un monte del pueblo para estar escondidos. Pero cuando estaba merodeando por allí un pastor, no pudo evitar ver a la princesa. La conoció y pronto se enamoraron, lo cual iba en contra de su padre. Como el padre no quería que su hija se viera con nadie, al enterarse de lo del pastor, se cabreó mucho. Acto provocó que matara a su ganado y al propio pastor. La chica no tardó en enterarse y se lo tomó muy mal. Tan mal que se ahogó en una poza del río de la Pasaxe. Aunque la leyenda es así no se sabe si ahogó o no.

Mundo de los Muertos. Paula Gil.

Había un hombre por la zona de Tirán, que decía que hablaba con los muertos, que era capaz de intervenir y mantener conversaciones con ellos, ya que le hablaban y le decían que mandara mensajes a todos los familiares que seguían vivos.

Baños de Luna. Paula Gil.


Mi madre me contó, que cuando mi abuelo (su padre) estaba vivo, todas las noches iba a dar paseos por los caminos de Tirán, el lugar donde su familia vivía.
Una noche, mi abuelo encontró a una mujer del pueblo con fama de bruja tumbada en un muro desnuda, dándose baños de Luna.

HISTORIA DEL POZO DEL ROSAL. Xoel Iglesias.

En el año 1895 llegó un mouro a la puerta de un pazo de O Rosal y pidió prestado un carro de bueyes y dos criados, ya que tenía que ir a la cueva de A Paralaia. Entró a la cueva, tronó fuertemente y salió con una figura de un santo. La pusieron en el carro y la llevaron hasta la playa de A Xunqueira. Se puso encima de dicha
figura y él desapareció.
Un año después, la dueña del Pazo recibió en su casa, un sobre con un pañuelo de seda roja y una carta agradeciéndole todo lo que había hecho e invitándola a guardar el pañuelo. La mujer colgó el pañuelo en un árbol de su finca y al día siguiente, el árbol había desaparecido.
Se cuenta que desde esta cueva se puede ir por pasadizos subterráneos hasta Meira, Darbo o a Tirán.

ESPÍRITUS. Xoel Igleias.

Contaba mi abuelo que una noche un grupo de marineros decidieron ir a una taberna a la orilla de la iglesia de San Martiño. Cuando ya estaban un pouco ebrios, josé, o máis atrevido de todos, fue al cementerio viejo, allí al lado,y cogió una calavera para asustar a sus compañeros. La apoyó sobre la mesa y comenzaron a darle de beber y a hablar con ella. Todo fueron risas y canciones aquella noche. Cuando ya estaban cansados, le mandaron  a josé que la dejase donde la cogiera y, aínda que protestando, fue . Así que volvió lá mesa, la calavera volvía estar en la mesa. Repitieron la operación varias veces, hasta que se comenzaron a asustar y llamaron al cura, que después de tirarles de las orejas por ser tan inconscientes, consiguió que la calavera descansase.

EL DEMONIO EN EL MOLINO. Xoel Iglesias.

Una noche en la que un grupo de mujeres estaban en un molino que estaba en Moaña.De repente fuera se escuchó aun niño llorando,salieron a fuera y vieron que en la puerta había un niño con no más de 1 año,entonces lo cogieron y lo metieron rápidamente dentro del molino lo acurrucaron,taparon y pusieron al lado de una hoguera para calentarlo.De pronto el bebe desapareció y se empezaron a oir ruidos extraños en el tejado.Entonces alguien empezó a cantar al sonido del mó . Y churruschurrus y churruschurrus las chicas del molino me calentaron el culo.Era el demonio que había cogido forma de niño para estar cerca de las chicas y que le dieran calor.